Los Grupos de Propaganda alcanzan sus fines a través de la oración, la reflexión y la acción.
Para los Grupos de Propaganda la vocación social y política es vocación religiosa, y por eso la viven como un apostolado, lo que exige de sus integrantes que sean hombres y mujeres de vida interior, que es el alma de todo apostolado. Por eso nuestra actividad no busca necesaria el éxito inmediato, ni el disfrute de la victoria, sino solo el servicio a Dios, que será el medio de nuestra salvación. Como los cruzados nosotros decimos «Non nobis, non nobis, Domine Sed nomini tuo da gloriam» («Nada para nosotros, Señor, nada para nosotros, sino para la gloria de tu nombre»).
La reflexión exige el estudio y difusión de la Doctrina Social y Política de la Iglesia con las particularidades propias de nuestra Tradición jurídica. Por ello, el estudio de las doctrinas de la Iglesia en los ámbitos social y político se combina con el estudio de las soluciones propias que el Tradicionalismo Hispánico alumbró en cada momento.
Ahora bien, esta labor de estudio y reflexión es con miras prácticas, por lo que en los Grupos de Propaganda Carlista sometemos aquellas doctrinas a la debida adaptación a nuestro tiempo (sin traicionar sus esencias). E, igualmente, organizamos campañas de difusión de las mismas por todos los medios a nuestro alcance: publicación de libros, elaboración y difusión de cartelería, propaganda para difusión en redes, organización de conferencias, actos públicos, etc.
Igualmente, y con tal sentido práctico, desde los Grupos de Propaganda se favorece la reinstauración paulatina de los cuerpos intermedios devastados por la Revolución, creando así los embriones de las futuras sociedades intermedias que habrá de finalizar la obra restauradora de la Cristiandad.